Personal

El arte de no amargarse la vida

Del libro escrito por Rafael Santandreu.

Este libro que ha cambiado mi forma de pensar, aunque sigo trabajando en ello cada día.

¿Eres alguien negativo o positivo?

Antes que nada vamos a hablar de los pensamientos negativos, que es de donde la preocupación, el estrés , la depresión y la ira surgen. Estas son actitudes que restan en nuestra vida y no contribuyen en nada al éxito emocional.

Este defecto que tenemos todos los seres humanos se puede cambiar cuando empezamos a pensar de manera positiva, aprendiendo a disfrutar de la vida y fortaleciendonos por dentro.

«No nos afecta lo que nos sucede, sino lo que nos decimos sobre lo que nos sucede».

Epiclecto

Esto es porque nuestras emociones son resultados de nuestros pensamientos, no de lo que realmente sucede.

Emociones exageradas

En segundo lugar, tenemos que darnos cuenta que la manera en que calificamos lo que nos pasa (que puede ser genial, bueno, normal, malo y terrible) es clave. Si calificamos todo como terrible, absolutamente todo nos va a alterar la paz. Las adversidades suelen ser en su gran mayoría normales, incluso morir, parte del ciclo natural del la vida.

El secreto para mantener la calma es no terriblizar.

¿Cómo podemos hacer para desmontar los pensamientos neuróticos y exagerados de cualquiera? Las armas son el amor, el humor y el surrealismo: una buena broma, dosis de surrealismo y gestos cariñosos; y no nos contagiemos del mismo pensamiento.

Un criterio para saber si lo que nos ha pasado entra en la categoría de «malo» es preguntarnos: «¿de que manera nos impide esto hacer cosas valiosas en la vida?». Si no nos impide absolutamente nada, hemos terriblizado (exagerado).

Creencias irracionales

Las creencias irracionales son ideas grabadas en nuestro interior de manera exagerada: «Todos me tienen que tratar bien, sino me moriré del disgusto», «Si me despiden me da un ataque»…

¿Nos suenan estos pensamientos? Estas amenazas solo están en nuestra cabeza y son sucesos que le pasan a todo el mundo. No puedes esperar que todos te traten bien, y si te despiden, busca otro trabajo o aprovecha el tiempo y emprende algo.

Estas exigencias se pueden agrupar en «yo debo», «tu debes» y «el mundo debe». Tenemos que aceptar las cosas como son, aunque sabemos como preferiríamos que fuesen.

¿Es deseo o es necesidad?

En definitiva, hemos olvidado como diferenciar entre una cosa y la otra. Hoy en día solo decimos «Necesito esa ropa, mi móvil, a alguien». Nos hemos olvidado que realmente el ser humano solo necesita comer, y tener un techo, según la ciencia.

Necesitamos muy poco para estar bien.

Esto nos hace personas infelices, porque creemos que para ser felices necesitamos tener pareja, más amigos, un teléfono nuevo… Y lo peor es que cuando los perdemos no podemos vivir sin ellos porque los hemos convertido en necesidad.

Hemos olvidado que la felicidad viene de dentro, de nuestra mente y pensamientos, y no se puede conseguir con algo material.

La felicidad implica disfrutar de los deseos sin convertirlos en necesidades reales, porque solo son caprichos.

Un truco es que cuando estemos pensando que necesitamos algo, paremos a reflexionar si realmente lo necesitamos o solo lo queremos.

Las 20 mil adversidades

Sinceramente, la miles de cosas de las que nos quejamos son incomodidades sin importancia. Para cambiar esto, debemos primero de aceptar las adversidades de antemano, luego darnos cuenta que no son relevantes para nuestra felicidad y finalmente fijarnos en las cosas buenas a nuestro alcance.

Pensemos que el tiempo que dedicamos a quejarnos lo estamos desaprovechando estúpidamente. Hay cosas que por mucho que nos quejemos no van a cambiar: ¡La vida continua!

Para encontrarte bien emocionalmente solo necesitas tener la mente sana.

Nuestros fetiches

Las cosas a las que se les da demasiada importancia en la sociedad, como por ejemplo la comodidad, son fetiches. Todos sabemos que estar cómodo esta muy bien, pero demasiada comodidad es aburrida.

A todos nos gusta el descanso, la tranquilidad, la limpieza… pero si nuestra vida es tumbarnos a dormir, estamos renunciando a cosas muy buenas que hay en el exterior por pereza.

¿Qué piensas de la muerte?

Otro punto muy importante del que no se suele conversar a diario es de la muerte. ¿Nunca piensas de algo tan abstracto y lejano? Lo cierto es que ni es abstracto ni esta tan lejos como parece (eso si no contamos que en cualquier momento nos puede pasar algo).

Hoy vivimos lo que se llama la quimera de la inmortalidad: vivimos como si fuéramos a vivir para siempre. Nos preocupamos por nimiedades como nuestra imagen, el que dirán,… Todos vamos a morir ¿verdad? ¿Entonces porque nos preocupamos tanto?

«También ha puesto la eternidad en sus corazones…»

Eclesiastés 3:11

Al fin y al cabo, lo importante es disfrutar de la existencia no de cuanto a durar.

No debemos temerle a la muerte si hemos vivido una vida plena y que ha valido la pena.

¿Vivimos en el presente, el pasado o en el futuro?

Personalmente considero que vamos tan deprisa siempre, que ni siquiera nos paramos y somos conscientes de nuestro presente. Pero sí que buscamos en el pasado y estamos pendientes del futuro, creyendo que allí se encuentra la clave de nuestra felicidad. Tenemos que valorar positivamente lo que tenemos y dejar de buscar, porque cada momento de la vida tiene su magia. Y cada lugar también, valoremos lo que tenemos cerca.

¿Tienes miedo al ridículo?

¿Quién nunca ha dejado de acercarse a alguien o no preguntado alguna duda en clase por el miedo a hacer el ridículo? Este miedo tiene origen en la necesidad (inventada) que las personas nos creamos sobre mantener una imagen basada en logros y capacidades.

Nos libramos del miedo al ridículo cuando dejamos de mirar esa «imagen» y nos centramos en esa capacidad de amar que todos tenemos, nuestra esencia.

También debemos tener en cuenta que es normal que los demás se rían un poco de nosotros. ¡No te tomes tan en serio y ríete un poco de ellos también! Las personas fuertes están muy por encima de la evaluación ajena y gozan más respeto de los demás.

Exigencias y obligaciones

¿Os habéis dado cuenta qué le exigimos a la gente que más queremos que sean perfectos, en lugar de perdonarles aún más? Hay que aceptar a los demás de manera que cada persona te aporte algo diferente, ya que todos tenemos nuestros puntos fuertes y débiles. ¡No existe la perfección!

La clave de las buenas relaciones es pedirle a cada cual lo que pueda dar.

De igual manera, si queremos que alguien cercano cambie de cierta manera, no nos quejemos e intentemos obligar. Obligar tiene el efecto contrario en la gente, ya que nunca hacen lo que pides, intentemos sugerir cambios.

Eso sí, cuando sugieras aquellos cambios, añade «pero si no lo haces, yo te seguiré queriendo igual». De esta manera nos quitamos el estrés que supone obligar, y si no cumple, tampoco pasa nada. Si le das poca importancia, más fácil será de solucionar.

Si queremos conseguir algo de los demás, mejor seducirles para que lo hagan que imponerles nuestra voluntad.

Justicia o paz mental

¡No es justo!¿Cuantas veces decimos y decimos esto?¡Muchísimas! Pero lo peor de todo es que no suele servir de nada. Cuando la justicia te impida ser feliz, es mejor dejarla estar. A veces reclamamos cosas (comodidad, respeto…) que creemos que son muy importantes, y terminamos arriesgando otras más preciadas (armonía, paz interior…).

Nuestras limitaciones y el trabajo

El mundo actual esta lleno de exigencias, presión por destacar, para ser eficiente… Pero nosotros debemos saber cuando bajar el ritmo, relajarnos, aceptar nuestras limitaciones, para así no estar agobiados por el ambiente. Al final, lo más importante es el efecto de nuestro amor hacia los demás, no los logros y aspiraciones materiales que tengamos.

Ya lo tenemos todo para ser felices.

Cuando hablamos de trabajo, este siempre tiene un tono de obligación, y creemos que es esencial para vivir. Pensar así es el camino más rápido hacia el estrés y la presión, que elimina cualquier posibilidad de disfrutarlo. Tenemos que atrevernos a disfrutar del trabajo y del aprendizaje, y así no caer en la mediocridad.

¿El miedo es real o no?

Los miedos son fruto de una mente supersticiosa, porque en realidad, no hay nada que temer de la vida. Los miedos irracionales y las obsesiones están en la cabeza, y hay que combatirlos allí. Los que debemos hacer en lugar de enfrentarnos a ellos es darnos cuenta que no hay nada que temer.

Pero el miedo hay que eliminarlo y acabar con él lo antes posible. Una manera de ayudar en este proceso es imaginarnos lo peor que nos puede pasar, y seguro que lo que estamos sintiendo se aligera un poco. Todos los miedo están conectados, y cuando reduces uno reduces los demás.

Autoestima y aceptación

Los seres humanos no deberíamos tener autoestima alta, porque todos deberíamos valorarnos como como seres maravillosos por el simple hecho de ser personas, ya que todos tenemos el mismo valor.

El problema de la autoestima surge porque valoramos a los demás por sus capacidades o características (guapo, rico…). Se le da importancia a minucias cuando lo verdaderamente importante es nuestra capacidad de amar.

Cuando le demos a todo el mundo el mismo valor, nos aceptaremos incondicionalmente.

Hay gente que se ve atrapada en la inferioridad pero desean ser superiores. Ese problema se resuelve al darnos cuenta que no somos ninguna de las dos cosas, sino todos iguales.

Nuestra autoestima puede basarse en el hecho de ser importante, tener muchas cosas o tener muchas posibilidades. Librarse de una autoestima basada en logros o capacidades es un alivio, porque así podemos mostrarnos como somos, con nuestros fallos y estar orgullosos de nosotros mismos.

Las personas somos seres lógicos, y la aceptación de los demás va ligada a la propia. Si no aceptamos a los demás, tampoco podremos aceptarnos cuando fallemos o alguien deje de valorarnos. Si lo logramos, esta aceptación incondicional de nosotros mismos y de los demás será nuestra mayor cualidad.

También hay que aceptar que hay gente que siempre pensará que somos menos. Ese es error suyo, no nuestro. Para valorarse hay que entender que ya somos valiosos, aunque estemos llenos de fallos.

Se es mas feliz amando a todo el mundo.

No siempre se puede tener la razón

La asertividad es la capacidad de expresar lo que pensamos. Siempre habrá gente que no va a estar de acuerdo con nosotros, y nosotros no debemos pelear con ellos. Somos demasiado fuertes para pelear, y tan fuertes como para renunciar.

La buena asertividad no consiste en defenderse, sino en no verse nunca atacado y no tener problemas en que nos critiquen.

Consejos finales para nuestro cambio interno

  • Trabajar: Si tu no trabajas para mejorarte nadie lo hará.
  • Abrir la mente: No te cierres, los demás pueden tener puntos de vista diferentes sin que esto sea malo.
  • Profundizar en nuestra filosofía antiqueja.
  • Es mejor trabajar a nivel cognitivo que conductual.
  • Las recaídas son parte del proceso: disminuyen con el tiempo.

Cuando consigamos mirar el mundo con unos ojos que no se quejan y valoran lo que poseen por encima de lo que no, estaremos en consonancia. Estaremos en paz, y habremos dejado de exigirnos a nosotros mismos y al mundo, y cada vez experimentaremos más momentos de felicidad.

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